Las obras de Muher son más que simples composiciones artísticas; son manifestaciones de vigor, energía y vitalidad. Francisca Muñoz y Manuel Herrera, el dúo artístico detrás de este nombre, han creado un universo donde la luz y el movimiento se entrelazan para dar vida a escenas que invitan a sumergirse en su mundo personal.
Desde sus inicios en los años 80, Muher ha explorado incansablemente la búsqueda de su estilo personal. Sin embargo, no es solo el estilo lo que los distingue, sino la forma en que han logrado dominar la luz y los movimientos cinéticos del espacio, creando un impacto visual impresionante que cautiva a quien contempla sus obras.
La dualidad entre la vitalidad de la luz y la expresión enérgica de los movimientos es evidente en cada una de sus piezas. Las palmeras y las flores suntuosas que dominan muchos de sus trabajos no son simplemente elementos decorativos, sino portales que nos invitan a entrar en su mundo, donde la luz y el color danzan en armonía.
Aunque Muher ha llevado su arte a cada rincón del mundo, desde América Latina hasta Asia, siempre regresan a su fuente de inspiración en las tierras murcianas del valle del Guadalentín, específicamente a su huerto en Totana. Es aquí donde encuentran la esencia de su creatividad, donde la naturaleza se convierte en su musa y les brinda la inspiración necesaria para seguir creando.
A lo largo de su trayectoria profesional, Muher ha sido reconocido con numerosos galardones y honores que reflejan el impacto de su obra en el mundo del arte. La Medalla de Oro de la Región de Murcia en 2017 es solo un ejemplo de su reconocimiento local, mientras que la distinción con la Cátedra Honorífica de Arte y Arquitectura en la UCAM en 2017 y la Cátedra de Arte y Arquitectura en la ciudad de Nanning, China en 2018, resaltan su relevancia a nivel internacional.
El trabajo de Muher trasciende las fronteras geográficas y culturales, inspirando y cautivando a espectadores en todo el mundo. Su capacidad para capturar la esencia de la vida a través del juego de la luz y el color es un recordatorio de la belleza que nos rodea y la importancia de apreciarla en cada momento. En un mundo cada vez más frenético, las obras de Muher nos invitan a detenernos, contemplar y sumergirnos en la magia de la vida.